Zidane se movía con la armonía de un solo ser con el balón. Con deslumbrante maestría y elegancia innata, él orquestaba el juego con fuego interior. Sus pases eran una obra de arte, como pinceladas magistrales en https://montynvjl534294.dgbloggers.com/39036020/consecuencias-deportivas-del-cabezazo-de-zidane